viernes, 20 de junio de 2008

La televisión y la representación social de la niñez.

“Cuando presentan a un niño en el noticiero espero encontrar un suceso aterrador. Simplemente me preparo para ver muerte, sangre o quizás una denuncia de esas que se repiten a diario en el país”, señala Jairo González, propietario de una agencia encargada de la organización de eventos sociales.


Como Doña Marta y Don Jairo son muchos los colombianos que piensan igual. Los noticieros de televisión se han encargado de crear cierto tipo de imaginarios que determinan la forma como los televidentes abordan el contenido de su información. Y los temas de la niñez no han sido la excepción.


IMAGINARIOS


El sociólogo Oscar Guarín define dicho término como la construcción socio cultural de los conceptos. Es decir, que los sucesos o representaciones de la realidad son interpretados a través de la formación colectiva de pensamientos a los cuales llamamos imaginarios.


Violencia, una prioridad


Las estadísticas señalan que la población infantil sigue siendo la más vulnerable dentro del país, pese a la aparente protección constitucional establecida en el Código del Menor. Es por esto que son innumerables las denuncias recibidas por los distintos medios de comunicación sobre maltrato infantil. Juan Roberto Vargas, periodista del Canal Caracol y codirector del programa de opinión Lechuza, afirma que los periodistas son “bombardeados” a diario con llamadas de gente que revela este tipo de casos.


“Al medio le llegan miles de denuncias de todo tipo, pero, sin duda alguna, las más frecuentes tienen que ver con el maltrato a los niños. Si los colombianos tuvieran la posibilidad de enterarse de todos los sucesos que de este tipo se desarrollan en al país, el horario de los noticieros tendría que multiplicarse para alcanzar a cubrirlos”.


La apreciación de Juan Roberto Vargas es corroborada por Mónica Agudelo, directora del departamento de Televisión en Multiarchivo, compañía dedicada al seguimiento del contenido informativo de los medios de comunicación, quien encuentra que los sucesos violentos son la constante en los noticieros. “No es solamente con la niñez. La gran mayoría de sucesos reseñados llevan intrínsecos su relación con la violencia”, afirma.


De allí que éste sea uno de los argumentos utilizados por los directores de los informativos para dar prioridad a esta clase de información. “Los noticieros estamos para ser el puente entre la realidad y los televidentes. Sería absurdo entrar a obviar este tipo de episodios a sabiendas de que evidentemente se están presentando”, señala Juan Roberto Vargas.


La discusión


Las consecuencias tras la reiterada transmisión de este tipo de noticias no se han hecho esperar. Los televidentes han construido un nuevo significado del concepto de niñez edificado sobre el contenido de las imágenes que observan a través de la “caga mágica”.


“Uno no pretende encontrar nada bueno. Simplemente nos han acostumbrado a que si se habla de niñez indudablemente se tiene que hablar de maltrato”, concluye don Jairo, luego de preguntársele sobre su percepción sobre los temas que más se repiten en los noticieros de televisión cuando se tocan hechos concernientes a los niños.


Oscar Guarín, sociólogo de la Universidad Santo Tomás, afirma que la discusión no se centra en que la televisión denuncie estos hechos, sino la forma como lo está haciendo, ya que al construir este tipo de concepciones tan reducidas, se simplifica también el modo de abordar los problemas de la niñez.


“La televisión particularmente reduce el despliegue informativo de estos casos únicamente al maltrato, generando que los televidentes construyan asociaciones igual de reducidas frente los problemas. Por ejemplo, uno observa que el contenido noticioso de este tipo de información carece de contexto histórico, análisis y profundidad", indica Guarín.


Esta investigación pudo constatar a través del seguimiento hecho durante dos semanas a los noticieros de Caracol y RCN que el enfoque de los sucesos concernientes al maltrato infantil se limita a la divulgación del hecho, la descripción del episodio, la presentación del testimonio de las personas implicadas en el mismo, en algunos casos la percepción de personas especializadas en el tema: médicos, psiquiatras, entre otros, y la posición del Gobierno y la Iglesia frente al episodio.


Así mismo, se observó que en ningún caso existió acercamiento alguno a las posibles causas socio-culturales que, como lo afirma el mismo Guarín, podrían transformar el discurso de condena individual, hacia una idea de responsabilidad colectiva sobre el fenómeno del maltrato. “Detrás de la quemadura con una cuchara de las manos de un niño, hay mucho mas de lo que muestran las imágenes de televisión. Hipotéticamente, y sin entrar a justificar a nadie, puedo afirmar, desde mi visión como sociólogo, que la mamá de ese niño no obró conforme a una formación académica básica. Y es aquí donde es posible entrar a vislumbrar aquellas implicaciones sociales que no conciernen únicamente a la madre, sino son más bien, responsabilidad del Estado y de sus individuos. Es decir, de todos”.


Aunque la afirmación de Guarín es compartida por muchos académicos, los periodistas consideran que factores como la reducción del tiempo y espacio en las transmisiones no son tenidas en cuenta por éstos a la hora de evaluar su función. “No hay duda de que en este sentido la razón se inclina por el lado de ellos. Pero, sin entrar a justificar nuestros errores, en muchas circunstancias uno tiene que montar una nota en dos horas y la nota únicamente es de dos minutos. Entonces cómo puede darle profundidad a un tema sino tiene espacio ni tiempo para hacerlo”, opina Juan Roberto.


Educar o recrear



Sin embargo, para Andrés Molano, comunicador y docente de la Universidad Central, el problema no se centra principalmente en la responsabilidad del periodista sino en las estructuras que determinan el funcionamiento de los medios de comunicación. “El periodista no es el del problema de la mala difusión de estas noticias. Hay que evaluar las políticas institucionales de la empresa informativa, las cuales se encargan finalmente de darle el perfil y el tono a la información que produce. Dentro de cualquier medio existe un jefe de redacción acompañado muchas veces de un grupo de periodistas denominado Consejo Editorial, que plantea las líneas temáticas de las que se alimenta el medio ya sea por medio de Internet, la radio o la TV; de allí se toman criterios para aumentar las audiencias y garantizar la entrada de capitales a partir de su oficina de mercadeo y publicidad. En esa dinámica el periodista debe obedecer o, si no, no estaría en el medio trabajando sometido a las políticas de la empresa informativa”.


Molano considera que la función de la televisión como formadora de la sociedad ha sido absorbida por su principio de entretener, desencadenando la propagación de imaginarios muy distantes a la realidad. “Las personas buscan en la televisión generalmente información con matices de entretenimiento: por eso la niñez se hace vigente en un problema estructural y es una situación que puesta en los medios se construye como marco de entretenimiento y de enganche para las audiencias porque eleva el rating”.


Hacia la revaloración del significado


Mas allá de otorgar responsabilidades, lo que sí pone de acuerdo a las partes es su preocupación por transformar el concepto de niñez en la sociedad colombiana. “Los niños son cada día maltratados por el simple hecho de que no se le da una solución a fondo al problema. Uno no explica en un país tan resquebrajado en su identidad, como son menos los valores positivos que se rescatan, porque nos han creado la costumbre de evaluar los sucesos en términos de condena y desprecio“, opina Molano.


Por su parte, Oscar Guarín afirma que si los noticieros de televisión desean contribuir a la solución de los conflictos, deben priorizar, a la hora de emitir cualquier información, el análisis y la reflexión antes que la revelación de los simples sucesos. “Sin duda alguna hay que rescatar el papel de la televisión en la sociedad, revaluando la manera como estructuran los contenidos de sus mensajes; de no ser así, la niñez continuará siendo igual de vulnerable y no hallaremos salida alguna para los problemas que la someten”.


El panorama no parece muy alentador. En promedio las noticias de televisión son emitidas en espacios entre uno y tres minutos, lo que dificulta, como lo afirmaba en renglones anteriores Juan Roberto Vargas, la labor de los periodistas. Igualmente los programas de análisis periodístico brillan por su ausencia en la parrilla de programación de los distintos canales, lo que obstaculiza aun más la posibilidad de reflexionar sobre temas que requieren de un estudio a profundidad.

Fuente: Agencia de noticias. Universidad Central

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